Es extraño, Le Clezio y Bukowsky son dos seres que intuyo demasiado distinos, pero tienen una conexión fundamental. Ambos desprecian al mundo. A su manera, por supuesto. Le Clezio aparenta ser demasiado formal, muy francés, introspectivo, lúcido. Su bagaje intelectual lo hace volar, y su estética hace que tenga la capacidad de transformar el mundo que intenta describir hacia un caos espantoso a través de sus palabras. El camina por los mismos caminos que los comunes mortales, pero encuentra a cada paso las íntimas señales de la destrucción escondidas en los sonidos, en los colores, en los movimientos, en las sombras de los humanos que se mueven como especie de espectros, sin color. Bukowsky es un narrador extraordinario de su desenfreno, de su envilecimiento, de su mundo sórdido, absurdo. No postula nada. Sólo pasa por la vida sobreviviendo, intentando despertarse para dormir enseguida, abotagado de trago. Siento una extraña proximidad con estos personajes malditos. Físicamente, Le Clezio es un lord. Una especie de personaje afrancesado. En la única foto que le conozco le encuentro un parecido a Roger Moore. Algo más ajado y complejo, pero en la idea tiene ese aire burgués. !Pero qué distinto resulta ser en su mundo interior!. Bukowski es todo lo contrario. Un gordo hinchado por su vicio, con la cara repleta de marcas de sarampión o de acné mal curado, y una sonrisa burlona y destartalada. Ví varias fotos de él y todas me parecían absolutamente cómicas. La que más me gustó fue una foto en la que Bukowski estaba en una cocina mugrienta, con un vaso de cerveza en la mano, agarrándole la nalga a una mujer con pinta de arrabalera que reía exageradamente ante el gesto mañoso del libador.
Reflexionando sobre el tema –la verdad, tengo que reflexionar solo, porque cada vez que intento hablar de literatura con alguien que no sea el gordo Vernal, me tratan como un idiota, o como un raro que se vincula demasiado con lo que lee... es decir, que lee demasiado viviendo en un mundo inexistente- podría hacer un paralelo interesante entre el Narciso y Goldmundo de Hesse y estos dos personajes. Ambos llegando al mismo punto desde caminos diametralmente opuestos. Ahora, el punto de encuentro que identifica el Hesse juvenil en esta hermosa novela no es el mismo que al que arriban estos personajes en las obras que les conozco. Pero Hesse –ya añejo y decepcionado por la vida- arriba también a una conclusión existencial similar en su obra cumbre “Der stepen wolf”. Conclusión: El mundo es una mierda, y no tenemos otra alternativa que vivirlo contemplando y siendo parte de su permanente autodestrucción.
ooooooooooooooooooooooo
Hoy soñé con Jean Marie Le Clezio. Fue un sueño raro. El estaba sentado en una especie de bar, con la misma cara de la foto del libro que acabo de leer (el diluvio). Creo que fumaba. Yo me impacté por su presencia. Un mounstro. Le pregunté extasiado por ese pasaje en que la motociclista irrumpe en una ciudad que se derrulle de a pocos. No me contestó. Comenzó a hablar cosas inentendibles. Yo pensé que estaba narrando algo. Alguna historia inconclusa. En segundos se me vino a la mente el tema de la realidad. Le pregunté por ello. Le pregunté si para él la realidad estaba en las palabras solamente o si las cosas tenían algo de realidad. Me dio una respuesta confusa. Entendí (en sueños) que él creía en la realidad presente, lo cual me pareció una contradicción con sus ideas. Cuando traté de refutarle llegaron Jackita y Andrea. Yo con mucha pompa les presente a Le Clezio. Ellas no sabían quién era, pero cuando les expliqué, Andreita le hizo una reverencia de ballet. Jackita no entendía aún. De pronto, Le Clezio nos invitó un chifa ( o algo así como un chifa, en todo caso una comida oriental). Cuando nos comenzo a pasar los platos, Jackita los comenzó a botar. Se desparramaba toda la comida sobre ella. Yo la miraba con reprobación. No entendía (hasta ahora no entiendo) porqué se le caían los platos de comida encima. Ella se sentó un poco confundida y trató de limpiar el desastre. Iba a iniciar la conversación con Le Clezio cuando desperté. Te me escapaste Jean Marie. Te me escapaste.
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